sábado, 28 de febrero de 2009

e-Ink (o Tinta electrónica)

Las cosas cambian ¿o no?

En estos días, estoy inmersa en una decisión trivial sobre una compra. Estaba intentando decidir si comprarme o no un e-book. Por influencia de alguien muy querido y respetado que me aconsejaba comprar uno de estos libros, comencé a mirar y a investigar en qué consistían.
Es una tecnología que muchos de vosotros ya conoceréis: son unas pantallas que muestran en blanco y negro las letras (millones de cápsulas, una matriz gigante que se ilumina en blanco y negro por electroestimulación). No consume apenas batería porque requiere de luz natural y/o artificial para ser leído, los modelos más comunes pesan 200 gramos y tienen capacidad para miles de libros (tarjetas de memoria).

Me seduce la idea de no cargar con un montón de libros y tenerlo todo ahí, porque la tecnología permite leer de la pantalla sin que tu vista se canse más que leyendo en papel (no es una pantalla TFT). Así que inmersa en las características se me pasaron por alto dos preguntas: Si es una tecnología que lleva en el mercado casi cinco años ¿por qué no está el mercado inundado de e-books?

En España la respuesta es clara: nadie lee y los que leen deberían invertir 300 euros (mínimo) en uno de estos dispositivos, pero el perfil del lector empedernido (cliente potencial principal) no es el de una persona que corre hacia la última innovación tecnológica, sino que quizá encaja más en ese grueso de personas que usarán la tecnología una vez esté consolidada en el mercado.
Por otra parte, he dedicado algún paseo a imaginar qué sería de la ciudad sin librerías, sin bibliotecas y qué sería de algunos momentos sin el olor del papel y el sonido de las páginas cuando pasan. Sé que es una visión romántica no racional, pero puede determinar mi decisión de compra (y la de otras y otros).

Mi mentor en e-book insiste: Los libros tienen que ser gratis, la cultura debería ser siempre gratuita y, además, piensa en la cantidad de árboles que se dejarían de talar. Esto último tiene tanto peso que casi me empuja a la compra. Pero vuelvo a la primera afirmación, él vive en Moscú y ha vivido durante años “la cultura gratuita” de ahí su opinión, como lectora odio que Carlos Ruiz Zafón sea un héroe de masas, premiado y enriquecido por nuestra sociedad; pero me gusta la idea del escritor mito, hay tantos…Y si la cultura fuera gratuita, quiere decir que deberíamos entrar en el mismo debate que con la música, pero hay una sutill diferencia; parece que la música no perdura (es efímera la existencia de grupos de música y cantantes) y la literatura lo hace por siglos ¿escribiría Bucowski a cambio de nada? Dostoyewski casi lo hizo. Es difícil pensar en que detrás de un libro no va a haber una recompensa económica, al menos para mí porque entonces ¿de qué vivirá un escritor novel? ¿Deberá cambiar el modelo editorial? No nos engañemos, en el momento en que puedas descargar un libro, se puede piratear, el precio es sólo para aquellos que creen que deben pagar, es una cuestión de principios por tanto el negocio deberá reorientarse ¿hacia dónde?

De momento los libros que de forma mayoritaria están a disposición de cualquiera en estos e-books son los clásicos, pero qué fantástica idea para tener aquellos libros que las editoriales han dejado de editar porque no son rentables, hace tiempo que quiero conseguir “Bajo las ruedas” de Herman Hesse, descatalogado durante muchos años (según mi librero), seguro que alguien en algún lugar tiene un pdf que podría descargarme.

Demasiados pros y contras, todavía no me he decidido.



http://es.wikipedia.org/wiki/Tinta_electr%C3%B3nica